Cuando el miedo decide por nosotros, por Charo Camino
- Charo Camino
- hace 12 minutos
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El miedo tiene mil disfraces. A veces lo sentimos como un nudo en el estómago. Otras veces se esconde en una voz heredada, que ni siquiera es nuestra.
El otro día me ofrecieron un trabajo que vi claramente que no era para mí. No era lo que buscaba y lo rechacé. Y me di cuenta de algo: era la primera vez que hacía eso. Hasta entonces, nunca había rechazado un trabajo por malo que fuera sin tener otro en la mano. El miedo a no conseguir nada más me lo impedía.
Ese gesto me hizo sentir muy bien conmigo misma. Había vencido un miedo que, en realidad, no era mío. Era de mi madre, que me lo transmitió desde muy jovencita, y yo lo había asumido como propio. Hasta ese momento no lo había visto.
El problema no es solo sentir miedo, sino que ese miedo te impide preguntarte qué quieres de verdad. ¿Quiero este trabajo o espero algo más acorde con mis preferencias? El miedo actúa como un filtro que borra todas las opciones y te hace decidir sin pensar, sin sentir, como si no hubiera alternativa.
Hay miedos evidentes —hablar en público, exponer un trabajo— y sabemos que debemos actuar a pesar de ellos. Pero ¿qué pasa con esos otros miedos, los que vienen de creencias profundas, tan arraigadas que ni los reconocemos? ¿Cómo superar un miedo que no vemos?
Creo que el primer paso es darnos cuenta de que está ahí. No aferrarnos siempre a lo conocido. Si actuamos igual en las mismas situaciones una y otra vez, probablemente haya una creencia empujándonos. Por eso conviene no dar nada por sabido, ni siquiera a la hora de decidir. Aunque hayamos tomado mil veces la misma decisión, respiremos, sintamos y miremos dentro antes de responder.
De lo contrario, esos miedos invisibles seguirán condicionando nuestra vida. Y con ello perdemos mucho: pasamos de vivir a simplemente sobrevivir.
La vida es un juego de contacto. No te quedes en el banquillo. Sal a jugar. Con miedo o sin él, pero juega. Hazlo con curiosidad, con ganas de ver qué pasa. Recuerda que llevamos dentro una resiliencia innata que nos permite superar cualquier situación, por dura que sea.
La vida es breve. Vivámosla con intensidad. El miedo siempre estará, pero la vida no espera. Juguemos.
Charo Camino
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