top of page
Buscar

Paz cotidiana, por Alexis Copello

¿Qué pequeño momento cotidiano te recuerda que la paz está a un solo pensamiento de distancia?


El otro día, mientras esperaba que hirviera el agua para el mate, miré por la ventana.


No pasó nada extraordinario. El cielo estaba algo nublado, había un poco de viento y las pocas ramas con hojas del árbol del vecino se movían.


ree

Y sin embargo…sentí algo que no había sentido en todo el día. Una pausa. Una suerte de rendición. Como si, por un segundo, todo estuviera bien, aunque nada hubiera cambiado.


No había dejado de tener pendientes. No había solucionado mis enredos económicos. No había recibido noticias milagrosas.


Solo había bajado el volumen interno.


Y eso me alcanzó para recordar algo que, cuando me olvido, parece mentira: la paz no depende de que todo se acomode afuera. Depende de lo que creo —y de lo que dejo de creer— mientras las cosas pasan.


Vivimos entre pensamientos como quien vive en una casa desordenada


No es que estemos mal. Es que estamos confundidos. Nos acostumbramos a vivir enredados en la idea de que algo tiene que resolverse antes para poder sentirnos bien.


Y mientras tanto, la vida se nos llena de tensión anticipada. Como si estuviéramos caminando por una cornisa, esperando el momento en que —por fin— bajamos al campo abierto.


Pero… ¿y si no hay que llegar a ningún lado? ¿Y si ese campo abierto está más cerca de lo que creemos?


Una brisa, una taza, un instante


No hace falta una gran epifanía para volver a la paz. A veces alcanza con notar que estamos acelerados y corriendo.


Con observar que nos perdimos en pensamientos que parecen urgentes, pero no lo son. Que estamos peleando con algo que no necesita pelea. O esperando una respuesta que no depende de nosotros.


Y en ese notar, algo se afloja.


Como cuando al pescar la plomada se desprende del fondo y el anzuelo se mueve liviano al ritmo del río.


La paz no llega cuando todo está bajo nuestro control.

Llega cuando dejamos de intentar controlar por un instante.


Y esos instantes no vienen de un plan. Vienen de la vida misma: una brisa inesperada, una taza de café, un atardecer visto desde la parada del colectivo.


Un pensamiento de distancia


Cuando escuché por primera vez que “la paz está a un pensamiento de distancia”, no lo entendí en profunda dimensión.


Confieso que me gustó por su simplicidad y elegancia.


Hasta que un día lo vi más claro.


Fue después de una discusión con mi mujer. De esas que te dejan rumiando frases que no dijiste, otras que te arrepentís de haber dicho, y la sensación de que el otro no entendió nada.


Estaba completamente tomado por el enojo.


Y, sin embargo, mientras me lavaba las manos, apareció un pensamiento distinto:

“Sólo estás viendo tu propio pensamiento”


No vino con aplausos ni música épica. Vino como una hoja flotando. Liviana. Silenciosa.


Y la tormenta interna, aunque seguía nublada, empezó a disiparse. No porque la situación se resolviera. Sino porque dejé de alimentarla con más atención.


Fue ahí donde entendí la frase. No es una fórmula mágica. Es una puerta abierta. Y lo único que hay que hacer… es no seguir empujando la equivocada.


Volver a casa (aunque estés en medio del caos)


Paz no es ausencia de ruido. Es recordar que hay algo más profundo que ese ruido. Una parte de vos que siempre está disponible. Siempre. Incluso cuando no la ves. Incluso cuando no la sentís

.

Ese es el milagro cotidiano: podemos estar en medio del caos, y aun así volver a casa. Y eso, a veces, basta.


¿Y tú?


¿Cuál es ese momento cotidiano que te lo recuerda? ¿Ese gesto, esa escena, esa pausa que parece mínima… pero te conecta con algo inmenso?


No hace falta que cambies tu vida para sentir paz. A veces alcanza con ver que los pensamientos vienen y se van… y tu no. Tú siempre estás ahí.



Estás más cerca de la paz de lo que crees. Y si hoy te olvidaste, este texto quiere ser esa ventana: abierta, simple y quieta, como las ramas del árbol que se movían con el viento mientras esperaba que se calentara el agua para tomar un mate.


Un abrazo y mucha paz.


Alexis Copello


 
 
 

Comentarios


  • Youtube
  • alt.text.label.Facebook
bottom of page