Estás en la fila del Banco, está muy larga y casi no avanza, comienzas a molestarte y en tu cabeza una voz comienza a decir: ¡Es el Colmo! ¡No tengo todo el tiempo! ¡Esa cajera es muy lenta, debe estar aprendiendo!, ¡Estas personas deberían ser más organizadas, mi tiempo es muy importante y a ellos no les importa! ¡Esta situación ya malogró mi dia!
Paralelamente tu cuerpo comienza a tener algunas alteraciones, tu ritmo cardiaco y tu presión arterial aumenta, comienzas a tener dolor de cabeza, sudas, tus extremidades comienzan a temblar, estás tan molesta que pareciera que vas a explotar.
Cuando sales del lugar te sientes tan mal, ha sido una experiencia muy desagradable y crees que la causó la situación que acabas de vivir.
La verdad es que no es así, necesitas ir al Banco, hay una fila muy larga, eso es lo que es, tu no puedes hacer nada al respecto, solo puedes elegir como quieres vivir ésta experiencia, El malestar experimentado lo añades tú, con los pensamientos que le agregas a la situación.
¿Te puedes imaginar cómo sería la experiencia sin todas esas historias en tu cabeza?
Hemos creído que el responsable de nuestro sentir está afuera de nosotros, somos felices cuando la pareja nos quiere y somos infelices cuando no nos demuestra amor, los hijos nos irritan cuando gritan pero nos hacen felices cuando son cariñosos, nos sentimos fracasados cuando nos despiden de un trabajo y nos sentimos exitosos cuando nos ascienden, hemos creído que nuestra experiencia de vida depende de las circunstancias y al vivir desde este lugar somos 100% manipulables.
Las personas confunden sus puntos de vista, sus opiniones, su manera de interpretar la vida con la verdad. Sin embargo, desde ese punto de vista, esa opinión es solo una opción dentro de las posibilidades infinitas de la consciencia.
La única realidad en tu vida y en la mía es éste momento presente, el singular momento donde ocurre toda nuestra vida y lo grandioso es que tenemos la libertad de elegir cómo vivirlo momento a momento, vivirlo desde el Miedo o desde el Amor.
Extracto del libro “Del Miedo al Amor”
Verónica Mery