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Lo efímero del despertar, por Manuel Urea

Nos sumergimos en preocupaciones, nos enredamos en historias, pero ¿qué es verdaderamente importante en la vida? ¿Quién moldea nuestro sentir? Son preguntas que se agolpan en mi mente, recordándome la volatilidad de la realidad, como la meteorología: un día tormentoso, al siguiente, un cielo sereno. Sin embargo, en cualquier momento, una tormenta tropical o un fenómeno inesperado puede sacudir nuestro equilibrio emocional, convirtiendo nuestra existencia en una montaña rusa en un parque de atracciones.



¿Por qué algunos días nos sentimos conectados y en paz, mientras que en otros nos encontramos desequilibrados? ¿Es posible mantener siempre el equilibrio? ¿Estamos verdaderamente desequilibrados? La calma, la paz y la serenidad yacen siempre a nuestra disposición, pero a menudo se ven opacadas, eclipsadas por nubes que obstaculizan nuestra claridad mental.



¿Qué hacemos en un día nublado? ¿Exigimos al cielo que se despeje? ¿Acaso nos servirá de algo? Más bien, debemos seguir adelante, enfrentando la vida con valentía, incluso cuando los cielos estén nublados. Estas nubes pueden ser desencadenadas por eventos externos, por pensamientos fugaces que despiertan emociones, o incluso por la intervención de nuestro subconsciente. Dominar la mente y controlarla es un desafío complejo; a menudo pensamos que somos racionales, que nuestras vidas están dirigidas por la lógica, pero en realidad somos solo una gota en el vasto océano del universo, amparados por fuerzas superiores que escapan a nuestro entendimiento.



Independientemente de la naturaleza de estas nubes emocionales, debemos atravesarlas. Podemos intentar huir, cuestionarnos el porqué, o aferrarnos a la esperanza de un cambio, pero ¿de qué servirá? Hay momentos en los que es mejor esperar a que pase la tormenta, ocuparnos en otras cosas, aceptando que hay aspectos que escapan a nuestro control.


Estamos aquí, en este mundo, con el privilegio de vivir, sentir, experimentar y compartir nuestra existencia con otros. A veces, la pérdida y el sufrimiento nos despiertan de nuestra letargia, pero ¿Acaso no existe una opción para despertar sin necesidad de tocar fondo? El viaje de cada individuo es único; algunos deben recorrer caminos difíciles que otros evitarán.


Cuanto más profundizamos en la comprensión del ser humano, más evidente se vuelve lo efímero de todo, lo fugaz de nuestra existencia en este vasto cosmos. Aunque nuestra mente puede crear una realidad diferente, debemos tener cuidado, pues ciertos poderes intentan manipular a las masas, moldeando realidades a su antojo. Sin embargo, tú tienes el poder de crear tu propia realidad, de cultivar tu plano espiritual como se riega una planta, permitiendo que florezca y brille en su esplendor.



La verdadera luminosidad se alcanza a través de la consciencia, de estar presentes en el momento sin juzgar, observando nuestra mente desde una perspectiva más elevada. Tú decides tu camino, pero entender, al menos, te permitirá vibrar en armonía con la vida, sin importar la tormenta que pueda rugir a tu alrededor.


MANUEL UREA CRUZ ( WWW.YUCANDO.ES)

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